Ellas caminan a paso lento

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Ellas caminan con el paso lento y la conciencia tranquila. Se mezclan con el bullicio de la estación de metro, con los sonidos de trenes cuyas tripas van cargadas de mujeres solteras, de hombres rudos de manos hinchadas por el frío y de estudiantes que esa mañana no asistirán a la fuerza a la escuela. Ellas caminan con el paso lento y la conciencia tranquila. Tienen una razón para vivir y otra para morir. Sus corazones laten al mismo ritmo, un ritmo marcado por el odio hacia un gobierno absolutista y opresor, que envió a sus hijos y maridos al cadalso. Son la imagen del horror pero nadie lo sabe. Ellas caminan con paso lento y la conciencia tranquila. Al igual que los trenes, esconden un pasajero abrazado a sus cinturas. Cinturones cargados de explosivos. Dudan, quieren echarse atrás, huir de sus vidas, correr, levar esa carga y mojarse los pies en la orilla del mar.
No pueden, el odio es más pesado que el cemento y alguien tiene que pagar por esos crímenes. Hace frío y sin embargo, sus cuerpos arden porque el momento se acerca. Se miran la una a la otra y sin decir nada saben que el momento ha llegado.
Nadie se acordó nunca de ellas. Al menos la gente no olvidará un día como el de hoy.
Por fin descansarán. Caminan un poco más. Su conciencia está tranquila porque hacen lo correcto. Llegan al punto elegido para apretar el botón que activará el mecanismo. Ahora podrán acurrucarse entre los brazos de sus maridos caídos, de sus hijos sacrificados. Sus dedos palpan en la oscuridad la hebilla del cinturón. Cierran los ojos y cumplen su promesa. Silencio.

Ya está. Es el horror. Ahora están en paz y el mundo en guerra.

“Todas las guerras, desde el principio de la civilización, se hacen con sangre, son iguales, sólo son diferentes las explicaciones” Samuel Fuller

Una habitaciòn vacia

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Me dijo que tenía que marcharse por culpa de una urgencia en el hospital. Era una noche especial para ella y su chico, que desde hacía tiempo llevaban muy mal lo de vivir a cientos de kilómetros de distancia. Era la noche perfecta.
Hotelazo con vistas en el centro de Madrid, restos de Moët & Chandon en las copas y varias horas por delante para olvidarse del mundanal ruido.
Las enfermeras no podemos decir que no dijo entre dientes mientras firmaba la factura de 3 dígitos. No quiero que pague él mañana por la mañana. Una pena.

Ahí quedó. Otro ser humano más al que la responsabilidad laboral le saca un cuerpo de ventaja a la relación sentimental.
45 minutos después reaparecía por la puerta. Gotas de sudor en su frente debido al carrerón de vuelta desde el hospital. Había conseguido cambiar el turno con una compañera y ahora si que podría exprimir la noche en brazos de su hombre.
Desparece rápidamente en dirección a su habitación. Tan rápido como salió de mi vista vuelve a reaparecer como en un número de magia. La sonrisa que desbordaba su cara al atravesar la puerta giratoria ha desaparecido. Está absolutamente rota.
-Se ha ido, no está en la habitación. No contesta a mis llamadas. Ha apagado el maldito móvil. ¿Cómo es posible?

Tuve ganas de decirle que entonces no merecía la pena luchar por ello, que no se preocupara, que las personas se encabronan sin razón, que es difícil sobrellevar una relación en la que el otro está sujeto a los caprichos de horarios locos, que quizás habría salido a por tabaco, que.....Nada salió de mi boca.
Recogió su enorme decepción y arrastrándola `por el suelo despareció del hotel, dejando un reguero de lágrimas en su camino. Otro corazón roto en la ciudad.

“Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacíaGabriel García Márquez

La verdad de la mentira

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No puedo evitar que me guste. Es algo superior a mí. Debido a mi falta de inspiración, además de a mi falta de otras cosas más saludables, me dedico a explorar territorios desconocidos como el Chat. Ahí uno tiene la suerte de no saber a lo que te enfrentas.
Puede ser que la persona “al otro lado” corresponda con la foto que tienes en la pantalla. Puede que no. Puede que sea una mujer. Puede que no. Puede que sea menor de edad. Puede que no. Así sucesivamente hasta sentir el precipicio a unos centímetros de tus pies, pero con la sensación de vértigo absolutamente controlada. Me explico.
2h00 de la madrugada y una “fans” escribe por el Messenger del todopoderoso Facebook.
( N.d.r: Se mantiene la identidad de los participantes en el más sincero anonimato. Rat no es Rat y la chica tampoco)....

-Hola guapo.

-Hola- respondo mientras furtivamente voy a su perfil para ver de quién se trata. (Es un amigo, corroboro en la pantalla).

-Me encanta tu música.

-Ahh, muchas gracias. ¡¡¡¡Vente al próximo concierto el 9 de Abril en Siroco!!!.

-Eres muy guapo......oye, ¿te gustan los regalices?.

-Ehhhhh- balbuceo.-¿ Regalices?.

-Si, duros o blandos.......jejejeje. Bueno, rojos o negros.

-Joder.... -me digo a mi mismo mientras compruebo que la fecha de nacimiento de esa persona es 1995.

-A mi me gusta más el duro- contraataca al más puro estilo Mickey Rourke.

-Dios......., ehhh, uuhhhh- sigo balbuceando-. Ya no me acuerdo, hace mucho tiempo que no cómo regalices.....Mira, no tengo inspiración esta noche, me voy a escribir.

-A ver que sale guapo....si necesitas inspiración.

-No puedo cortar esto de golpe- me digo a mi mismo- porque el músico depende de la gente y quizás, si la envío al infierno, no comprará mis discos y no vendrá a los conciertos, y... Me debo a mi público.Muchas gracias. Es muy tarde me voy a la cama.

- ¿Quieres compañía?.

-Ehhhhh, ohhhh, no gracias.( Sudores fríos).Encantado. Un placer. ( No¡¡¡¡, no digas eso........)

-El placer es mío, bombón

Fin de la conversación. Me levanto de la silla, noto mis axilas trabajando a pleno rendimiento. Espero que estas líneas no caigan nunca en manos de la Policia.


“La verdadera verdad es siempre inverosímil”
. Dostoievski

Memento està en tu piel

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Hace años que vengo practicando patológicamente un ejercicio de nostalgia con consecuencias demoledoras. Es simple. Guardo la mayor parte de e-mails en una carpeta y los voy acumulando durante varios otoños. En el momento en que el servidor comienza a estar tan gordo como Mo’nique, me instalo confortablemente en mi silla, respiro hondo y me lanzo como un kamikaze a remover las aguas del pasado.
Se trata de cosas que se suponían olvidadas, guardadas en cajas llenas de polvo, pero cuando las lees te lanzan golpes duros y a la encía, cuando no al corazón.

Ahí está Raquel, una americana de ojos azules y labios más rojos que las cerezas, que prometió volver a verme al regresar de Moscú. Nunca lo hizo y yo la esperé durante días hasta que la memoria se encargó de enviarla al Gulag del olvido.
Puedo prometer y prometo que no había pensado en ella desde hacía mucho tiempo. El único vínculo entre los dos se reducía a los discos de Bob Dylan, en el que me inició en esa época, y para ser sincero, de no haber abierto ese e-mail furtivo, ahora estaría hablando de mi incapacidad para encontrar un productor para mi próximo disco.
Pero no. Lo hice y todavía tengo los carrillos colorados después de leer esas líneas donde la necesidad de volver a verme se acostaba con la pérdida de los vuelos de vuelta a casa.
El olvido no ha podido con esta historia y en mi cabeza se arremolinan imágenes de Leonard en Memento y su necesidad de tatuarse el pasado en todo el cuerpo.
Es cierto que el pasado deja marcas visibles en nosotros pero muchas de ellas se perdieron en algún rincón de nuestra memoria. Nos olvidamos de cosas buenas y malas, pero cuando las recordamos están tan frescas como el pescado recién llegado a Merca-Madrid.
Raquel está hoy tatuada en mi cabeza y mañana por la mañana, cuando me mire al espejo, habrá desaparecido de nuevo y estoy seguro de que para ella ya no seré ni siquiera un recuerdo, ni siquiera un e-mail, ni siquiera el Spanish boots of Spanish Leather.

“ No sé como voy a cicatrizar si no siento el paso del tiempo” Memento.

S de Sexo

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Debe ser fruto de los días, semanas, casi meses, viendo llover o quizás el simple hecho de ver como la naturaleza se rebela contra la tiranía del hombre pero el sexo mueve tantas vidas como un terremoto de nivel 9 en la escala Richter.
Las “teenagers” en el metro se llenan la boca con sus escarceos con feos, mientras vacían sus minis de plástico, y los empresarios del mundo del porno nadan en la abundancia con la misma facilidad que tienen los chavales para volver solos a casa después de una larga noche.....
La vida transcurre con ciertos sobresaltos seguidos de momentos inolvidables que acaban siempre en el mismo saco que aquella noche que pasasteis juntos y fuisteis sorprendidos por el amanecer. Desnudos, claro.

EL sexo está en la calle, en los pasos de cebra de la Gran Vía, en la cola del DIA y sobre todo en lugares que poco o nada tienen que ver con una cama recién hecha.
El sexo va pegado a la vida como una lapa y sin embargo recibe las críticas de aquellos que sólo lo practican por motivos reproductivos.
Puede ser tan intenso como escuchar el “Grace” de Jeff Buckley o el“Aenima” de Tool, tan decepcionante como el último disco de Bunbury o de Aerosmith y tan pegajoso como una melodía de las Supremes.
A veces el sexo refleja la personalidad de aquellos que lo practican. Aburrido y tedioso como la vida del funcionario, salvaje y sudoroso como la del vendedor de helados de la playa de Benidorm, pío y puro como la vida de Monseñor Escrivá de Balaguer. Otras veces poco a nada tiene que ver.
La niña modosita que camina mirando al suelo encuentra su lado artístico y desinhibido entre las sábanas de alguno y el capitán del equipo de rugby, monumento a la testosterona, necesita de la pastilla azul para pasar el corte.

El sexo es siempre una sorpresa, un coñazo, una experiencia que te transporta como el mejor de los solos de Miles Davis, un trámite, es pecado, es bueno para la piel y uno de los grandes misterios de este mundo.

“ El sexo sin amor es una experiencia vacía, pero como experiencia vacía es una de las mejores” Woody Allen.