De pedo por Paris con Cristiano Ronaldo

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No he podido evitarlo. Lo he intentado, pero al final me he dejado llevar por las visitas que imponen su Gulag particular en la red y al darme cuenta que éstas mandan, he utilizado el nombre de CR en vano. ¿Por qué?, precisamente para que mis estadísticas particulares se pongan gordas como puercos gracias a la intervención del portugués de perfil griego y estilo poligonero. Ahora que has llegado hasta aquí continúa leyendo. Tan sólo te llevará 120 segundos.

En realidad el objeto de este artículo es la necesidad que todos tenemos de cambiar de aires, de ver un paisaje extraño por la ventana y de sentir que somos libres para cortar con todo y empezar de nuevo en un nuevo lugar.¿ Por qué hablar de esto?, sencillamente porque he estado en Paris esta semana y como hacía cuando vivía allí, fui a ver a mi peluquero del barrio.

Remy es un tipo de unos cuarenta y tantos años, casado y con hijos, que lleva una vida apacible en el centro de la cuidad y que a pesar de todo, algunas tardes se apoya en el cristal de su peluquería y sueña con dejarlo todo atrás y vivir una vida sin responsabilidades ni ataduras, sin facturas ni ropa que comprar a sus vástagos.
Algunos pensamos de esa manera todos los días y encontramos en ese movimiento nuestra forma de vida. Ansiamos carreteras largas y salas de conciertos en las que tocar solos vertiginosos a garrapateas. Cuando lo conseguimos nada puede impedir que nos apoyemos en la ventanilla de la furgoneta de gira y pensar que un trabajo que nos seque de 8 a 3 y un matrimonio por la iglesia quizás no fuera tan mala idea…..sólo por un día.

“La gente sin imaginación necesitan que los demás lleven una vida mediocre”, Boris Vian.

Ajax, Swan y el otro lado de la ciudad

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Rebuscando entre los archivos de mi PC, encontré una de las pocas fotos que conservo de mí mismo tomadas a lo largo de los infinitos paseos que acostumbro a dar en las ciudades que elijo como víctimas de mis viajes. Ahí aparezco con cara de pocos amigos y una capucha que me confiere un aire entre poligonero y flipado. Detrás "The Warriors" aquella peli cuyas escenas se repiten en mi cabeza de tanto en cuanto y que han supuesto un referente estético junto al chico de la moto y Stanley, el personaje de Marlon Brando, en el panteón de los referentes.

En esa película, estrenada apenas unos días antes de que yo saliera por arte de magia de entre las piernas de mi mamá, Ajax, Swan, Fox y cia. recorren Manhattan durante toda una noche encajando los palos de payasos beisboleros y “durs à cuir”, arreándolos, quedándose sin aliento, corriendo y corriendo con una sola cosa en mente, volver al borde del mar, volver a su barrio, volver a casa. Al llegar, desfondados, llenos de cicatrices y con el corazón envuelto en papel Albal y listo para ser arrojado al mar, se dan cuenta de que han atravesado “La ciudad” y comienza a amanecer. Ha habido pérdidas por el camino, su vida ha cambiado por completo, ya no son lo que eran pero se encuentran en el mismo sitio.

Es curioso cómo encajo perfectamente entre los personajes, a pesar de no tener esos abdominales y de abrirme paso entre la jungla de asfalto a golpe de guitarra. La única diferencia es que sigo creyendo que llegar a ninguna parte y no poder atravesar “La cuidad” son dos lugares a los que merece la pena llegar. Incluso antes del amanecer.

¿ Can you dig it? frase empleada por Cyrus y cuya traducción me ahorraré porque el castellano no le hace justicia.

Love/Hate.....¿ qué queda entre medias?

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Me he pasado haciendo cábalas mentales estos días, sudando la gota gorda y entre medias he leído y perdido el tiempo más de la cuenta. De los nudillos tatuados con el Love/Hate a lo Mitchum del tipo que se paseaba por el Eroski con el carrito de la compra, al “Hate” de Peter Bagge y tirando porque me toca a la prensa musical denominada “independiente” de este país. No sé por qué se produce esta asociación de ideas tan absurda pero puedo prometer y prometo que no es del todo intencionada.
El caso es que el fenómeno independiente empieza a parecerse enormemente al “mainstream” o a la también llamada cultura de masas. En términos extra musicales, paranormales y merodementes, gracias Rosendo, este movimiento cuenta con su propio ejército de periodistas, jinetes negros, publicaciones y consumidores que se niegan a admitir el hecho de que cierta “movida indie” es tan popular que ya no merece ser considerada como tal.

Vaya por delante que nunca tuve ningún problema al aceptar que Marilyn Manson, Soundgarden, Buckcherry , e incluso Johnny Cash en los últimos años, se convirtieran en fenómenos de masas en este país. Se pierde cierto romanticismo, esa sensación de disfrutar de algo en “petit comité”, de mantener ese secreto entre los elegidos pero al mismo tiempo la industria se encarga de lanzar nuevas ediciones de esos discos, material extra y demás memorabilia que sirven para llenar de orgullo y de objetos nuestras estanterías.
Esas revistas como Mondo Sonoro, Rock Deluxe no son tan populares entre los lectores musicales como la Super Pop y Rolling Stone pero al cubrir música que no entra en los circuitos comerciales de los 40 o la T.V. y ser leída por tipos que “saben de música”, han convertido a algunas bandas en grupos de masas que desarrollan alergia a la palabra popular, algo que me cuesta digerir cuando uno de los objetivos del músico es dar a conocer su música.
Personalmente siempre me ha interesado lo que se encuentra entre medias, los grises y otras tonalidades que culebrean por ahí, tipos que utilizan su repercusión para hacer cosas arriesgadas, que utilizan ésta como punzón para construir cosas bellas que emocionen a muchos , como arma de doble filo y como almohada para seguir soñando.
“¿Popularidad? Eso es la gloria en centavos”. Victor Hugo

Con una pequeña ayuda de mis amigos

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Después de un fin de semana, en el que las noches se alternaron con los días y entre medias no hubo posibilidad de enganchar una almohada al vuelo, lo que necesitaba era que todo fuera sobre raíles. En lugar de eso me encontré sin leche en el frigo, con un ”corte de mangas” del agua de la ducha, con que los cordones de mis “Converses” se amotinaban al más puro estilo Bounty y con el autobús de la Sepulvedana que dejaba a parte del pasaje en tierra, incluido al tipo siempre arrastrado por una guitarra y con un maletín lleno de lluvia y pedales. En resumen, un día en el que uno desea simplemente enterrar su cabeza seis pies bajo tierra y esperar a que llegue uno nuevo que no te abofetee.

A pesar del ciclón de cosas que pasaba por mi cráneo no pude evitar pensar en el chapuzón que me había dado en el mar un día antes y cómo me había puesto a hacer el muerto mirando al sol, con la sensación de estar haciendo el amor más que otra cosa. Las olas me mecían y la corriente me arrastraba mar adentro para escupirme hacia la orilla poco después.
Algo así es lo que pasa con nuestra vida. Nos llegan olas de varios metros que casi nos ahogan pero conseguimos sacar el pescuezo a flote y a veces la más mísera corriente nos hace tropezar y nos desorienta durante varios días. Cada uno de nosotros tiene su particular Mitch Buchanan al rescate y su faro, que te indica la zona de rocas antes de que sea demasiado tarde . Yo intento aferrarme a esa guitarra que sobrevivió al naufragio pero para salir del agua necesitaré que alguien me eche una mano.
A todos aquellos que siempre están ahí cuando estoy en mi isla musical les debo mucho y a pesar de ser muchos y veces muy pesados yo sigo flotando sin problemas manteniendo rumbo Norte.

"Estoy a veinte minutos de allí, llegaré en diez", el Sr Lobo.

Miedo y asco en las venas

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Dios mío, ¡¡que espectáculo de matadero estamos presenciando en relación a la muerte del Rey con mocasines negros y calcetines blancos y las declaraciones de su padre con bigotes a lo “Walrus” y la conciencia en números rojos!!
Cómo estaba escrito el show no acaba más que de comenzar y este “padre” se está frotando las manos mientras el cadáver de M.J. está aún caliente y resiste las embestidas de los forenses.
En estos momentos de flirteo con la muerte, más o menos la una de la mañana, pienso en mi propia vida y en la influencia que ha tenido en mí mi padre, un tipo que tiene gran culpa de lo que soy cuando me puso en bandeja una cosa, la libertad de hacer lo que de verdad quería hacer, sin exigir nada a cambio y sin colocarme una pistola entre ceja y ceja, aún sabiendo que la música conduce, la mayoría de las veces, a un callejón sin salida donde te espera el destino detrás de un cubo de basura preparado para darte un ladrillazo en toda la cara.

Voy más atrás en el tiempo, aún antes de ocupar un espacio en este mundo saturado de gente, y pienso en qué sería de mí si mis padres se hubieran instalado en Codorniz, un pueblo en mitad de la nada castellana. Quizás hoy estaría conduciendo un Daewoo “tuneado”, con Carlos Baute resonando en mi equipo de HI-FI que consumió el sueldo de varios meses y con Cristiano Ronaldo y aquella cadena de oro que vi en la tienda del centro en mi cabeza.
Es curioso darse cuenta de que todos tenemos alguien a quien reseñar en nuestras trayectorias vitales. Un amigo, aquella chica que nos rompió el corazón, la familia, el parque donde pasábamos las tardes, lo que perdimos……cosas que nos han modelado en gran medida y culpables de lo que somos hoy a la una y cuarto de la mañana. Cuando ese “elemento” se vuelve contra nosotros y nos vende por un miserable puñado de dólares tenemos dos opciones: seguir adelante y adentrarnos en la jungla al más puro Axl Rose o dejar de respirar para evitar presenciar lo bajo que caen los humanos. Yo me quedo con la A mientras escucho en la habitación de al lado a mi padre atacar la Suite número 1 de Bach.

"A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar" Kafka