Ajax, Swan y el otro lado de la ciudad

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Rebuscando entre los archivos de mi PC, encontré una de las pocas fotos que conservo de mí mismo tomadas a lo largo de los infinitos paseos que acostumbro a dar en las ciudades que elijo como víctimas de mis viajes. Ahí aparezco con cara de pocos amigos y una capucha que me confiere un aire entre poligonero y flipado. Detrás "The Warriors" aquella peli cuyas escenas se repiten en mi cabeza de tanto en cuanto y que han supuesto un referente estético junto al chico de la moto y Stanley, el personaje de Marlon Brando, en el panteón de los referentes.

En esa película, estrenada apenas unos días antes de que yo saliera por arte de magia de entre las piernas de mi mamá, Ajax, Swan, Fox y cia. recorren Manhattan durante toda una noche encajando los palos de payasos beisboleros y “durs à cuir”, arreándolos, quedándose sin aliento, corriendo y corriendo con una sola cosa en mente, volver al borde del mar, volver a su barrio, volver a casa. Al llegar, desfondados, llenos de cicatrices y con el corazón envuelto en papel Albal y listo para ser arrojado al mar, se dan cuenta de que han atravesado “La ciudad” y comienza a amanecer. Ha habido pérdidas por el camino, su vida ha cambiado por completo, ya no son lo que eran pero se encuentran en el mismo sitio.

Es curioso cómo encajo perfectamente entre los personajes, a pesar de no tener esos abdominales y de abrirme paso entre la jungla de asfalto a golpe de guitarra. La única diferencia es que sigo creyendo que llegar a ninguna parte y no poder atravesar “La cuidad” son dos lugares a los que merece la pena llegar. Incluso antes del amanecer.

¿ Can you dig it? frase empleada por Cyrus y cuya traducción me ahorraré porque el castellano no le hace justicia.

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