Mortales y los otros

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Siempre ha habido clases y clases. Ciudadanos de segunda y otros que apenas tocan el suelo con sus dedos gordos del pié. Ambos comparten el mismo genotipo pero su ADN es diferente. Ambos son amasijos de carne, yendo al W.C. varias veces al día y bombeando sangre 70 veces por minuto hacia sus maltrechos corazones, pero existe un elemento diferenciador que sitúa a unos en la cima y a otros en las alcantarillas.
Tatchan!!!!! El jodido dinero y el poder que este papel sobado otorga a su portador.
Parece ser que aquellos que lo poseen son individuos intocables, una especie de monarcas elegidos por la gloria de Dios, y cuyo diccionario no incluye la palabra NO.
Olvídate de lo que estás haciendo, es íntimo del director y posee una fortuna incalculable. Sal ahí y saca tu lengua para complacer todos sus deseos- se oye por los burladeros empresariales a su paso.


Empujados por esa responsabilidad irreal, uno, que no deja de ser un simple asalariado por una actividad destinada a los bufones de la corte, se acerca a esos semidioses con la sensación de que cada palabra es determinante para mantenerlos contentos.
La sensación se hace incluso dolorosa cuando llega el momento del no.
-No, no nos queda- está considerado como un ultraje, una ofensa personal contra estos manitús que lo quieren todo aquí y ahora y si no hay, pues lo pintas.
Todo empeora cuando, mirando a tu alrededor, la admiración hacia ellos se puede rajar con un cuchillo. ¿Admirarles por tener dinero?. Creo que me he perdido.....
Yo admiro a Bukowsky, Ginsberg, Hendrix, Morrison, Basquiat, Rimbaud y un largo etcétera de negros, maricones y drogadictos que fueron rechazados de pleno por esta jerarquía de adinerados. Ellos no frecuentaban las fiestas bañadas con Cristal, y casi siempre olvidaban sus carteras en la barra de un bar, pero desde sus alcantarillas observaban todas las noches las estrellas.

“ El dinero no es nada, pero mucho dinero, eso ya es otra cosa” George Bernard Shaw

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