Dios mío, ¡¡que espectáculo de matadero estamos presenciando en relación a la muerte del Rey con mocasines negros y calcetines blancos y las declaraciones de su padre con bigotes a lo “Walrus” y la conciencia en números rojos!!
Cómo estaba escrito el show no acaba más que de comenzar y este “padre” se está frotando las manos mientras el cadáver de M.J. está aún caliente y resiste las embestidas de los forenses.
En estos momentos de flirteo con la muerte, más o menos la una de la mañana, pienso en mi propia vida y en la influencia que ha tenido en mí mi padre, un tipo que tiene gran culpa de lo que soy cuando me puso en bandeja una cosa, la libertad de hacer lo que de verdad quería hacer, sin exigir nada a cambio y sin colocarme una pistola entre ceja y ceja, aún sabiendo que la música conduce, la mayoría de las veces, a un callejón sin salida donde te espera el destino detrás de un cubo de basura preparado para darte un ladrillazo en toda la cara.
Voy más atrás en el tiempo, aún antes de ocupar un espacio en este mundo saturado de gente, y pienso en qué sería de mí si mis padres se hubieran instalado en Codorniz, un pueblo en mitad de la nada castellana. Quizás hoy estaría conduciendo un Daewoo “tuneado”, con Carlos Baute resonando en mi equipo de HI-FI que consumió el sueldo de varios meses y con Cristiano Ronaldo y aquella cadena de oro que vi en la tienda del centro en mi cabeza.
Es curioso darse cuenta de que todos tenemos alguien a quien reseñar en nuestras trayectorias vitales. Un amigo, aquella chica que nos rompió el corazón, la familia, el parque donde pasábamos las tardes, lo que perdimos……cosas que nos han modelado en gran medida y culpables de lo que somos hoy a la una y cuarto de la mañana. Cuando ese “elemento” se vuelve contra nosotros y nos vende por un miserable puñado de dólares tenemos dos opciones: seguir adelante y adentrarnos en la jungla al más puro Axl Rose o dejar de respirar para evitar presenciar lo bajo que caen los humanos. Yo me quedo con la A mientras escucho en la habitación de al lado a mi padre atacar la Suite número 1 de Bach.
"A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar" Kafka
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1 comentarios:
Menos mal q ayer me comentaste q ahora ltus posteran más cortos
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