Rock en la pista del pueblo

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Tras dos días y una noche y media, 4 conciertos, tantos partidos de tenis en el Open Castilla y León del Espinar, 40 botellines y 15300 euros de premio para en el efebo griego ganador de esta edición, tengo a Willie Deville y cinco cosas más en mi caja craneal.

La primera: ¡demonios! como calienta el sol del siglo 21. Ni siquiera con cemento factor 50 uno se libra de parecerse a un turista accidental tras un par de horas de exposición.

Segunda: que bien sienta tocar en una pista central congestionada como un vagón de Tokio.

Tercera: “ hats off” a la organización y al público de este torneo por conseguir que los músicos se sientan como verdaderos “entertainers” y no como petimetres sometidos al yugo de los deseos del pagador. Qué aprendan algunos “rebollanos”…..

2x2: observar los movimientos de cabeza de los espectadores, en busca de una pelota que corre a 150 km por hora de izquierda derecha y todo gestionado por un juez en las alturas resulta muy práctico para pensar en nuestra especie humana. Millones y millones de criaturas atrapadas en un cubículo cerrado que siguen las pautas y el ritmo de lo pactado por aquellos que se encuentran en la cima de la pirámide. Seres que dictan cuando abrir la boca y cuando guardar silencio y que toman las decisiones pertenecientes a la colectividad de manera despótica y autónoma, sacando de la pista a aquellos que actúan como el viejo John McEnroe.

Quinta y no por último menos importante, Feliciano López está como un toro…Dios, creo que me ha dado demasiado el sol en la cabeza.

" Pero llega un momento en que se torna principal obstáculo para la victoria este hábito de considerar más poderoso al adversario " León Trotsky

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