Como una chica de Texas en el funeral de su padre

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¡ Si es que no puedo irme ni tres días seguidos de vacaciones sin que me llamen para preguntarme algo del curro!- me dijo mientras le daba los últimos bocados a su ensalada Cesar
-Todos los años igual, intento irme, dejarlo un rato, pensar en otras cosas, pero soy el único que conoce los secretos de este maldito negocio y tengo la sensación de que cuando no estoy aquí estoy haciendo algo malo y claro, regreso para echar un vistazo y poner las cosas en su sitio. De otra forma esto se caería.
-Si, claro- le dije, por decir algo- pero tu también tienes una vida fuera del curro, una vida que vale tanto o más que las jornadas que pasas aquí metido solucionando marrones.....
-Ya ves- me respondió mirando los azulejos del comedor – el problema es que sé demasiado y ya no me pueden contratar en otro puesto de menor categoría.
-Pues entonces búscate otra cosa- le dije estando seguro de su respuesta.
- Ya, pero me seguirán llamando incluso cuando no esté aquí porque tengo un compromiso que va más allá de una simple relación laboral, no sé, yo he creado parte de esta empresa, forma parte de mí.
- En ese caso- y cambié mi semblante para acompañarle en el sentimiento- tendrás que cargar con tu cruz y seguir viniendo aquí cada día, sabiendo que de vacaciones nanai. ¡ Qué le vamos a hacer !.

Se limpió los churretes de la cara, se ajustó el cinturón y suspiró mientras me decía adiós con una media sonrisa. Me quedé pensando en lo que acababa de pasar en ese comedor. Un tornado había entrado por la puerta y había soltado “uppercuts” a diestro y siniestro. Ninguno de los dos sangrábamos y no parecíamos tener la cara marcada. Me acordé de Randy Newman y su “ Texas girl at the funeral of her father ” y desee estar lejos, muy lejos de aquí, sólo, y al igual que aquella chiquilla, navegando mientras el sol se pone en el horizonte.

“ Canta una canción triste para mí, para el marinero a miles de kilómetros del mar”. Randy Newman

Los dos lados de la cama

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El despertador sonó demasiado pronto, tanto, que hasta a la Luna le pilló en un renuncio con las bragas por debajo de las rodillas. Maldije a los vecinos que estuvieron de copas hasta las mil y una y salí a la luz de las farolas. En el trayecto empecé a ver los primeros resultados de una larga noche de sábado. Caras un tanto desencajadas, medias rotas, otros que pueden andar a medias y algunas parejas que se hicieron con la misma facilidad con la que se desharán.

Me cuesta mucho hacerme a la idea de que yo también he sido y soy de vez en cuando uno de ellos, pero el punto de vista no alcohólico con el que veo todo me hace expulsar la idea de mi cabeza. ¿ De verdad que yo me comporto así cuando estoy borracho?. Yo soy mucho más listo y jamás hago esas tonterías- digo para mis adentros mientras una morena de las de Tuenti le dice a su amiga que le agarre de las caderas porque está “toa mareá”.
Yo sigo andando, mirando mi reflejo en los escaparates para ver que mis remolinos no están de huelga esta mañana, y veo a los agricultores que comienzan a llegar a la Puerta del Sol para protestar por la subida de los costes agrícolas, que causa tantos estragos como la filoxera.

El caso es que a la altura de la calle del Príncipe, y mientras comienza a lloviznar, me doy cuenta de lo mucho que nos parecemos todos y de lo mucho que nos cuesta vernos reflejados en aquellos a los que no admiramos. Siempre es mejor ser un borracho y que la gente te diga que eres como Keith Richards, a que te comparen con el Patricio, aquel hombre que vagabundeaba por las calles de Segovia...pero claro, uno escribió “Satisfaction” y el otro encontraba su satisfacción personal en la bebida. ¡Vaya, como Keith!.Lo mismo ocurre cuando siendo músico te dicen que tu grupo suena como alguno en el que jamás pensaste, ni piensas ni pensarás ni por un segundo. Es increíble cómo todo se parece tanto que muchas veces se hace difícil elegir entre una derrota injusta o una victoria ecuánime. Al fin y al cabo los dos lados de la cama son iguales pero no.

“Creía que un drama era cuando llora el actor, pero la verdad es que lo es cuando llora el público.” Frank Capra

¡ Cómprate unos cascos copón !

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Cómo todos los días, salgo dando volteretas de mi casa y me dejo tragar por la boca de metro que se encuentra al final de la calle. Pago el euro de rigor, me dirijo hasta el centro de Madrid y, como siempre, me dedico a observar todo lo que pasa o deja de pasar a mi alrededor. Como siempre, acabo siendo testigo forzoso de la misma escena. El tipo o tipa que, aplastado en mitad del vagón escucha música por el móvil a volumen once. Las personas cambian cada día pero las caras de unos y otros hablan por si mismas. Las de los propietarios de los teléfonos gritan ¡ escuchad este temazo, que a mí me encanta, porque estoy seguro/a de que os va a gustar muchísimo a todos!.

Las de el resto de prisioneros que cumplen condena en este Guantánamo sobre railes, y que ya tienen suficiente con ir a un trabajo que les seca , responden en silencio , - pero ¿ por qué no escuchas música con unos cascos?. Mira , te doy todo lo que llevo en los bolsillos pero por favor, acaba con este suplicio. También llevo balas, así que sea rápido por favor.
El cien por cien de las veces la música que sale de esos aparatos último modelo es de la peor calaña a mi mal entender. Reggeton, flamenco cutre, el último single de Lady Gagá o cualquier llena pistas con el gen “bakala” pegado al compás que marca el negocio. Nunca, y digo bien nunca, se nos da la oportunidad de escuchar a Sinatra, o a Miles Davis, o a Marvin Gaye o la enorme Patsy Cline o incluso a los desnortados U2....en definitiva, grupos que me gusten. La misma historia se repite con el vecino del quinto que nos atrona cada día con música del diablo, que sube como la gangrena por las paredes de nuestro cuarto y a horas un tanto intempestivas.

Las nubes desaparecen y ocultas tras ellas surge la polémica cuando estos individuos se parapetan detrás de la libertad para escuchar la música cuando y cómo se les antoje, porque al fin y al cabo, ellos también pagaron el euro en la entrada y el alquiler a fin de mes. No sé si tienen razón pero solamente tengo dos cosas que decir al respecto.La primera que yo no soy de los que dicen que les gusta todo tipo de música y lo segundo es que nuestra existencia sería mucho más agradable si todos tuviéramos unos cascos en los bolsillos, un gesto al alcance de todos y no practicado por todos precisamente.


“A la música va unida cierta falta de urbanidad porque daña la libertad de los demás” Kant

Segovianos por el mundo de las sombras

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Últimamente no he dejado de hacerme preguntas, de volver a revisar las respuestas, de dejar de encontrar estas últimas y de llegar a conclusiones que indicaban, con sus dedos anulares, que quizás no existan ni siquiera las primeras. Seguimos luchando por acercarnos a la verdad y a veces las nubes no nos dejan ver lo que vamos encontrando por el camino.

Entre otras cosas, aparecen personas que nunca aparecen en las portadas, que nunca obtienen titulares y que son el Dustin Hoffman de la peli “Héroe por accidente”, vagabundos errantes que dan su vida por una causa y que siempre acaban eclipsados por el Andy Garcia de turno, tipos imprescindibles que mantienen al mundo girando sobre su eje , evitando que descarrile y que terminan perdiendo un zapato en algún avión. Entre tanto, concierto, avería , redención y filosofía barata una persona ha aparecido y desaparecido en el trayecto, de la misma manera que ha venido haciendo con la música durante 25 años.

Ese es el camarada Felipe Y. El hombre de negro, de la camiseta de MariTrini en el Me Barcelona, el motor del los músicos primerizos, el proletario del rock segoviano, el amigo que, ante todo, da su tiempo por nada y aquel que sólo espera tomarse su sopa de sobre con estrellitas al regresar a casa.

Este es el homenaje en vida, porque esos son los que de verdad cuentan y el primero de una lista dedicada a aquellos segovianos de portada que ni siquiera salen en la sección de cumpleaños. A los versos, Nitrato de Chile:

No ha amanecido limpio este domingo
Y tú no tienes hijos
Ni su madre te llama.
Sacrificado joven al delirio
Del rocanrol de vasos y jugadas

Bien sentado en las llamas del martirio
Campeón de subidas y bajadas
Se te escapa el deseo de ser uno
De los viejos que le echan pan
A las palomas.

Se te ha perdido el humo
Que humea todavía en la colilla
De tu primer cigarro con los Rolling.
No puedes desertar en solitario
Del mundo resumido en cuatro rosas
No puedes controlar todas las cosas
respiradas por detrás del escenario,
Pero eres el mejor de los testigos
Para juzgar las música sin tiempo
Acuérdate de amar lo que no tengo
Que yo odiaré las tardes de domingo.

De este tren no te bajas sin pagarlo
Del olor de una Les Paul violada
No se puede escapar “gracias, de nada”
del estruendo de las cuerdas pares
no puedes renegar sin tatuártelo.
porque los buenos tiempos
son un blues sin frases
Y el rock es la deriva de tus camuflajes
Tómate una copa para celebrarlo
Y fúmate el cigarro de los homenajes.

Una caja de cartón

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Poliquetos, Equiuridos, sipuncúlidos, pogonóforos y tardígrafos, leía en una nota que se escapaba furtivamente de entre las hojas del libro que sostenía entre mis manos.
Sucedía mientras hacía la cola en Correos y , los que esperaban, desesperaban por problemas con los números, convirtiéndose en niños con la baba colgando.
No pude dejar de preguntarme qué es lo que hace que seamos capaces de convivir todos juntos en una ciudad de varios millones y de repente, ¡Rasss!, de vuelta a las cavernas.

Tras agarrar por el cuello a mi turno, y disfrutar de la foto de nuestro monarca galán, puesto en la tierra por obra de Dios, me di de bruces con el mostrador y las gafas de aquel tipo, que me recordaba peligrosamente a Ezequiel, mi profesor de Historia en el Instituto.
-No entiendo cómo la gente se lía con esto. Sólo hay que apretar el botón y esperar - decía mientras le daba el último bombón a su compañero que, apesadumbrado, había anunciado a todos que era su 70 cumpleaños.
-¡ Mal día el de hoy!- repetía el otro auto compadeciéndose. Joder, este hombre ha vivido una vida y media más que yo. Sólo por eso debería estar exultante pensaba para mis adentros mientras miraba de arriba abajo a la preciosa rubia que mandaba un giro postal a Sevilla.
Puse la enorme caja que traía encima del mostrador y como buen capataz, escribí los datos del remitente y el destinatario en las casillas, mirando por última vez su contenido.
-Son 22 kilos y van para Irlanda- espeté al doble de Ezequiel que, sorprendido por la dirección incluida, me preguntó: ¿ esto para quién es?.
-Para una chica- respondí con cara de besugo.

Muchas cosas han pasado en los últimos cinco años. Subidones, bajones, conciertos en salas vacías, solos de Rory Gallagher y Freddie King, idas, venidas, muchos besos y broncas, promesas, contratos, regalos de última hora y largas noches que acaban en amaneceres junto al Sena y el “karaoke” de Plaza de España.
-Realmente no entiendo nada- dije mientras pagaba el importe.- Todo este tiempo vivido reducido a una caja de cartón. Eso es todo lo que queda.

"He visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo, como lágrimas...en la lluvia...Es hora, de morir". Roy Batí el malo no tan malo de Blade Runner.